Por las características de los suelos mexicanos donde crece el café, en su mayoría de tipo volcánico, su sabor es muy característico, su aroma es intenso y con notas a chocolate, especias y flores. Esto le ha servido al café mexicano para recibir denominaciones de origen.
Los productos con denominación de origen representan el legado de siglos de trabajo cultural de una región y de generaciones enteras que han conservado los procesos de producción tradicionales.